El vicepresidente David Choquehuanca dejó a un lado el discurso empalagoso que lo caracteriza y el falso pacifismo que utiliza como pose y advirtió a los promotores del paro indefinido que “no deben despertar la ira del inca”. Obviamente, lanzó ese improperio al sentirse derrotado y de alguna manera pedir a la ciudadanía que no siga “meneando el gajo”.
Los incas ya no existen en Bolivia aunque Choquehuanca se siente un heredero de ellos. Tal vez hubiera sido necesario que saque a relucir esa fiereza en noviembre de 2019, pero resulta que no dijo ni “pío” y otro de los hijos de ese imperio, el cocalero Morales, no precisamente hizo gala de su valentía. Tal vez por eso es que los “ponchos rojos” y todos los que encarnan la famosa “raza de bronce” no se dieron por aludidos cuando tanto Arce como el vice les rogaban para que salgan a defender al gobierno en estos días.
Esta conducta no debería sorprendernos pues la historia nos dice que los incas, que en su momento eran tres millones de individuos, fueron conquistados por un puñado de no más de 30 soldados al mando de Pizarro. El otro pasaje histórico que no les favorece es la traición a Pedro Domingo Murillo, quien los convocó a luchar y demostrar su ira contra los conquistadores pero prefirieron quedarse en casa.
Fuente: Eduardo Bowles