EL DESASTRE #AMBIENTAL EN EL POOPÓ OBLIGA A SU GENTE A LUCHAR POR SOBREVIVIR Los urus bus…

EL DESASTRE #AMBIENTAL EN EL POOPÓ OBLIGA A SU GENTE A LUCHAR POR SOBREVIVIR

Los urus buscan nuevas formas de subsistir tras la crisis ambiental de 2015. La minería, a la que se ocupan algunos comunarios, es un problema permanente en la región.

Manuel Seoane y Erick Ortega / La Paz



Abdón Choque no pasa los 30 años de existencia y ya tiene un lamento profundo. Vive en la comunidad Puñaca Tinta María, un pueblo uru que, como él, lucha por subsistir.

“Los urus éramos ‘los hombres del agua’. Toda nuestra vida hemos estado unidos a los lagos, todo lo que alguna vez usamos y consumimos vino de allí. El lago Poopó era nuestra única posesión. Desde que el lago se secó nosotros también hemos cambiado, nos hemos enfermado, hasta nuestra piel parece ser diferente. Como los pájaros cuando cambian de plumaje, nosotros también lo hacemos”, se lamenta.

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El lago está seco y los habitantes de aquella fría región inventan formas de resistencia. Abdón continúa: “El río (lo que queda del cauce del Poopó) es ahora la única razón por la que todavía podemos habitar aquí. Durante la temporada de lluvias se llena y todos los animales regresan, concentrando toda la naturaleza que alguna vez tuvo el lago. Entonces podemos pescar, cazar, recolectar huevos y totoras. Sólo entonces estamos felices y en paz. Pero no es suficiente, solo dura tres meses así, con vida. Luego se vuelve a secar”.

La migración es una amenaza. Si unos cinco siglos atrás eran 80.000, en la actualidad son dos millares de habitantes.

Abdón cuenta que ahora que el lago se ha ido, algunos habitantes comenzaron a parcelar el suelo, marcándolo como si fuera su tierra. “Pero si esto no era tierra sino agua, siempre me quejo, ¿cómo pueden reclamarla como propia? Si el lago vuelve, ¿reclamarán también su propiedad?”

Él trabaja en las minas que hay en cercanías de Poopó, aunque afirma que es temporal y que sólo estará allí hasta terminar de construir un museo de los urus.

La minería que da trabajo a algunos habitantes de la región ha sido señalada por el daño ambiental ocasionado en el lago.

El desastre

Hace unos años, el Poopó era todavía el segundo lago más grande de Bolivia, después del Titicaca. Como su hermano mayor, Poopó albergaba grandes comunidades de plantas y animales y era una fuente de recursos para los habitantes de la región. Hoy la situación es crítica. En las últimas dos décadas, los niveles de agua bajaron tanto que el lago se secó en 2015.

La noticia de la pérdida de un lago tan grande se extendió por todo el mundo y despertó la alarma de los científicos que declararon que el evento podría considerarse una devastación ecológica a gran escala. Muchas de las especies del lago murieron, incluidos reptiles, mamíferos, flamencos y peces. Además, la pérdida del recurso hídrico provocó un éxodo de comunidades hacia las áreas urbanas más cercanas, siendo los urus, cuya forma de vida se basaba enteramente en torno al lago, los más afectados.

Hubo pocos períodos en la historia en los que los niveles de agua en el lago Poopó fueron bastante bajos, pero el lago siempre logró recuperarse por sí solo gracias a la temporada de lluvias y a la entrada de su principal afluente, el río Desaguadero.

Pero durante los últimos 30 años, gran parte del flujo de Desaguadero se ha desviado para riego, por lo que cada año ha quedado menos y menos agua para llenar el lago. Un estudio con imágenes satelitales del área de la cuenca del lago de las últimas dos décadas muestra que se ha ganado más agua a través de la precipitación que la que se ha perdido a través de la evaporación. Este hecho sugiere que un manejo inadecuado de los recursos hídricos en la zona es responsable de su disminución más que de la variabilidad climática, como supuesta causa principal de la sequía del lago.

Estos hechos demuestran que el desastre ecológico es consecuencia no solo del cambio climático sino también de actividades humanas descontroladas.

Del lamento a la supervivencia

Rufino Choque tiene la piel con algunas arrugas, son grietas parecidas a aquellas que el río deja en la tierra luego de permanecer allí durante un largo tiempo. Es el papá de Abdón y su voz es respetada en la comunidad.

Explica que ya no hay vuelta atrás. “El lago se ha ido y los urus necesitamos encontrar una manera de sobrevivir, de mantener viva nuestra cultura, aunque otros probablemente quieran que nos vayamos. Estamos tratando de mantenernos vivos y ganar algo como artesanos, trabajando con artesanías de totora, yendo a ferias en las capitales. Elaboramos peces, patos, flamencos, como los que teníamos aquí cuando había lago. Tratamos de obtener fondos para crear lagos artificiales para la pesca. Estamos planeando activar el turismo, para que por lo menos la gente pueda venir a ver lo que pasó con el lago, a conocer nuestra cultura, a visitar el río cuando está lleno de vida, a probar algo de nuestra comida tradicional”.

Cuenta que hay quienes luchan por sobrevivir, “por recuperar formas de vida”. Y cuestiona a las mineras que allí operan. “Durante muchas décadas las minas han estado contaminando el lago y los ríos sin ningún control, simplemente tiraban todos sus desechos al agua, a nadie le importaba, nadie les reclamaba (…) Yo he trabajado en las minas, sé que todas lo hacen. Huanuni es la peor, tiran los desechos después de la medianoche. Pero el día después todos ven que el agua está muy coloreada y huele mal”.

Él y su pueblo luchan por subsistir, creen que aún puede volver la vida a ese pedazo de recuerdos que ellos llaman hogar.

Mirada fotográfica
Estudios
El fotógrafo Manuel Seoane estuvo en la región aledaña al lago Poopó para retratar la problemática del agua en la región.

Carrera
Manuel Seoane es fotógrafo documentalista boliviano.

Publicación
Esta nota periodística se realiza gracias a la beca Stengaard Gross de VIIAcademy y DMJX.

“Todo lo que alguna vez usamos y consumimos vino de allí (del lago). El lago Poopó era nuestra única posesión”
Comunario Abdón Choque

//Fuente: PÁGINA SIETE//

Fuente: Agustín Zambrana en El Bunker