Confesión de parte Por: Iván Canelas Alurralde En noviembre de 2019, luego de que Evo Morales Ayma renunciara, los gol…

Confesión de parte

Por: Iván Canelas Alurralde

En noviembre de 2019, luego de que Evo Morales Ayma renunciara, los golpistas no lograron ponerse de acuerdo en qué harían con él. Unos optaron por detenerlo y meterlo a la cárcel, otros con matarlo y así de una vez acabar con su liderazgo y los demás que se vaya, porque su permanencia en Bolivia generaría conflictos diarios y resistencia a la asonada golpista.



Ya intentaron matarlo. Recordemos el acto de entrega de una carretera en Oruro, cuando estuvo en el distrito minero de Colquiri. El helicóptero en el que viajaba estuvo a punto de caer, la pericia de los pilotos evitó el desastre.

Antes de que renunciara, por disposición del entonces comandante de la Policía, Yuri Calderón, varios oficiales se fueron al aeropuerto de Chimoré a esperar a Evo para apresarlo. De qué lo hubieran acusado, eso no importaba, era golpe de Estado, seguro tenían la intención de involucrarlo con el narcotráfico o quizá con el falso fraude. Incluso ofrecieron 50 mil dólares a quien lo entregaba.

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Pero Evo no llegó, los productores de coca se movilizaron y los policías abortaron su plan, se retiraron del aeropuerto. Esa es una de las pruebas de que la Policía que se amotinó el 8 de noviembre estuvo en el golpe desde sus inicios, se podría decir desde antes de las elecciones de octubre.

Por eso permitió también la quema de los tribunales electorales, de las ánforas, de los votos, principalmente de aquellos que llegaban del área rural. También dejó de otorgar seguridad a los presidentes del Senado y Diputados, a los gobernadores, algunos alcaldes, dirigentes del MAS, a muchos de ellos les quemaron sus casas y los amenazaron de muerte.

La idea que tenían era limpiar del camino toda legalidad, para evitar que, en una normal sucesión, sea presidente o presidenta algún dirigente del Movimiento Al Socialismo. Acudieron a lo más bajo, quemar casas, amenazar de muerte a quienes no renunciaban y ponían en peligro su plan: el ascenso ilegal y trucho, a través de un golpe de Estado, de Jeanine Añez.

Su mayor problema era qué hacer con Evo. Matarlo o detenerlo era un riesgo, ardería el país. Los golpistas, como lo hicieron en Sacaba y Senkata, se hubieran visto obligados a matar a más gente. Entonces optaron, al final, para que se vaya del país, con la idea de que no vuelva nunca más.

Al principio hicieron todo para retenerlo, a pesar de que seguía siendo presidente, no le dejaron usar el avión presidencial. En el aeropuerto de Chimoré, esta vez los militares, intentaron primero apresarlo y luego retenerlo para que no salga del país.

Pero aquí viene la confesión de parte. En las últimas semanas, se volvió a conocer el mensaje que mandó Tuto Quiroga, a través de las redes, admitiendo que él gestionó la salida de Morales y anunciando la llegada de quienes huyeron por haber cometido delitos e irregularidades.

¿A título de qué dio órdenes al comandante de la Fuerza Aérea, Gral. Terceros, para que deje salir el avión mexicano que vino a recoger a Evo? La única explicación es que estaba, junto a otros dirigentes de la derecha, muy metido con el golpe de Estado. (Iván Canelas Alurralde es periodista)

Fuente: Kawsachun Coca