Pensé que decidía.
Más de una vez me confundió el retorno, eterno, de tus bucles de oro entre mis libros.
Pero volví a sentirme dueño de mí, con ese aire escéptico, que solo fue una breve concesión tuya (ahora lo sé)
En tus ojos de agua clara se resuelve el misterio de un camino.
Fuente: Roberto Barbery Anaya.