Presiento que un hilo sensible vincula dos revelaciones:
– la de Gustav Meyrink, cuando sostiene que la criatura sobrenatural que intimida a su personaje en “El Golem”, no ha salido de las páginas de un libro enigmático, sino de su alma; es decir, que todo lo que en realidad leemos, vive en nosotros mismos, semioculto…
– la de Borges, cuando sostiene en “La rosa de Paracelso”, que el camino es la meta (“la Piedra”); es decir, que en la vida no hay ningún enigma que resolver, porque cada una de las experiencias que tenemos son necesarias, aunque algunas parezcan imprescindibles y otras contingentes –nótese que el personaje de Meyrink se presenta obsesionado por encontrar “la Piedra”
Fuente: Roberto Barbery Anaya.