Romero: “Nunca la Policía llegó a niveles de descontrol y compromiso con la criminalidad como ahora”

¿Qué opina de la crisis de la Policía, donde se presentan casos de volteo de droga, nexos con autos robados y otros?
Yo creo que la Policía en este momento está en una crisis institucional. La Policía necesita transformaciones estructurales muy profundas. En la última etapa en la que nosotros estábamos a cargo del Ministerio de Gobierno, ya se advertían algunos signos de pérdida de control en algunos niveles, lo que derivó en el motín policial en 2019, pero nunca la Policía ha llegado a los niveles de descontrol y de compromiso con la criminalidad como los que tenemos ahora. Yo atribuyo como parte del problema el rol político que se le ha asignado a la Policía por una falta de responsabilidad o inexperiencia de algunos actores políticos conservadores.

Camacho ha dicho que a través de su padre habían llegado a acuerdos con los comandantes y esto ha derivado en que el rol de la Policía se modifique sustantivamente en la gestión de Arturo Murillo, puesto que nosotros habíamos priorizado las tareas de seguridad ciudadana. Añez cometió el error de sostener su gobierno en torno a un régimen estatal policiaco. La Policía hizo un uso abusivo, extralimitado, atrabiliario de las detenciones extrajudiciales, de las acciones directas y otros.

En la Policía actualmente existen logias, grupos y facciones que se han empoderado funcionalmente, geopolíticamente, territorialmente y yo considero que en este momento no existe una adecuada lucha contra el narcotráfico. Por ejemplo, están saltando nuevamente indicadores de inseguridad ciudadana, particularmente atracos violentos.



Luego aparece la Policía comprometida en robos de vehículos y a través de mandos superiores, de mandos jerárquicos. Policías aparecen comprometidos también en asaltos, en violaciones. Inclusive hay una denuncia de un policía por una violación sexual a una persona con discapacidad. Lejos de ser el policía el misionero, el policía de honor, el que protege a la comunidad, está más bien incurriendo en delitos graves y eso nos pone en una situación de profunda crisis.

Considero que el empoderamiento político de la Policía no ha sido desmantelado en la actual gestión.

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¿Eso quiere decir que el Ministro de Gobierno no está ejerciendo su función como debería?
El Ministerio de Gobierno ha sido siempre complejo por lo que significa el manejo de la Policía. La Policía es una entidad que por su naturaleza goza de poder, goza del uso de fuerza. Es una institución importante para el Estado, pero difícil en su manejo. Yo considero que, en la actual gestión del ministerio, y mi crítica es proactiva, no quiero que se malinterprete que yo tengo aspiraciones de función pública, para nada, pero considero que ha faltado experiencia en el manejo de la Policía, es decir la Policía tiene que manejarse en controles cruzados.

Por ejemplo, las promociones deben ser ubicadas funcionalmente en puestos estratégicos que les permitan controles recíprocos. Si uno tiene en la Felcc a determinada promoción, lo ideal es que en la Felcn tengamos a otros grupos.

Pienso que esos pesos y contrapesos en el funcionamiento de la Policía no existen en este momento. Yo personalmente he aprendido mucho con la Policía, por eso nos sentimos ahora muy dolidos y muy preocupados con lo que está pasando.

También hubo denuncias de manejo político de la Policía en su gestión en favor de los sectores sociales y de persecución a los opositores, por lo que se habría producido el motín. ¿Qué puede decir al respecto?

En los movimientos sociales y en el MAS había exactamente los mismos reclamos. Decían que la Policía actuaba a favor de los sectores movilizados de la oposición, en contra del MAS.

Afortunadamente me siento tranquilo porque la gestión del conflicto político que fue de alta tensión no derivó en víctimas letales por acción directa de la Policía; eso es algo que lo tiene el MAS en el Gobierno y nos ha permitido a nosotros gozar del privilegio de vivir en el país que amamos.

En toda la historia del país nunca antes se volcaron tantos esfuerzos en tareas ciudadanas. En 2012, cuando yo asumo el Ministerio de Gobierno, la tasa de homicidios en el país era de 12 por cada 100 mil habitantes y cuando yo dejo el ministerio la tasa de homicidios se había reducido a 6 por cada 100 mil habitantes.

Nosotros, de ser un país de seguridad media, pasamos a un país de seguridad alta. Segundo, la Policía nunca fue fortalecida tan significativamente como en la gestión nuestra.

La Policía goza de autonomía para el desarrollo de sus actividades de formación académica, pero el tema de la ética del policía tiene que trabajarse en los mismos centros formativos de la Policía y ahí hemos dejado un déficit.

Desarticulamos 60 bandas de cogoteros en El Alto, desarticulamos organizaciones criminales de colombianos, pero aun así tuvimos varias veces problemas. Yo tuve problemas con el señor (coronel Gonzalo) Medina que se involucró en la protección a un narcotraficante, este señor (Pedro) Montenegro.

Actué con dureza, pero igualmente hubo una campaña política para intentar mostrarme como protector de Medina, pese a que yo personalmente lo di de baja y lo procesé ante la justicia.

vía: página siete

Fuente: Detrás de la Verdad