Una frase perfecta

Hay frases perfectas que justifican por sí solas a un escritor. Que no admiten ningún adjetivo. Es lo que ocurre con “la dulzura de la capitulación”, de Cioran.

¿Qué quiere decir?

Bueno, descifrarla puede ser, en efecto, una profanación, apenas tolerada por la obsesión de no dejar de releer su obra…



No creo que sea un derecho burocrático. Tampoco un misterio religioso.

Me parece que, la dulzura de la capitulación, es aquel estado en el que se ha vencido la ansiedad de convencer…

Fuente: Roberto Barbery Anaya.