Johnny Fernández les ha prometido a los masistas derrotar a los cruceños y entregarles sus cabezas en bandeja de plata. No es el primero que hace esa promesa. Un notable empresario se hizo nombrar ministro y en poco tiempo lo sacaron del cargo porque les falló. Los ex rectores de la universidad René Moreno, Jerjes Justiniano y Reymi Ferreira también fueron usados como caballos de Troya. Cómo olvidar a la guapa Adriana Gil, a una reconocida tránsfuga que tiene a su hija en el ministerio de la presidencia o a un connotado intelectual, que andaba repitiendo en las calles que su antiguo jefazo terminará como Villarroel. Casi todos se desengañaron del MAS, porque el precio de la lealtad es muy alto. Hasta Ulises, que no era troyano, lloraba mares, arrepentido por el oprobio que cometió. A Johnny le van a pedir que el próximo paro cívico salga a patear cambas o tirar bombas molotov, tendrá que delatar, traicionar, cercar y hacer todo cuanto le pidan los masistas para demostrar que es uno de ellos. Así ha pasado con todos, pero muy pocos aguantan semejante indignidad.
Fuente: Eduardo Bowles