Todos sabemos exactamente lo que quiso decir la joven empresaria que habló de su éxito, pero nuestra mente enferma por 16 años de masismo no hace otra cosa que dirigirse hacia el odio que nos han inculcado el cocalero y sus ideólogos.
Es más, lo que dijo o lo que intentó expresar se presta para un excelente debate en el que deberíamos enfrascarnos los medios y los intelectuales, en lugar de recurrir al sensacionalismo o intentar crucificar a una persona que no consiguió coordinar bien sus ideas.
La joven en cuestión habló de los criterios medievales que todavía rigen nuestra sociedad, donde, todavía, el origen, la familia, la cuna o la pertenencia a un grupo son capaces de garantizar el éxito de una persona, sin necesidad de trabajar, producir, innovar o partirse el lomo como lo ha hecho ella, precisamente, que sin duda alguna es dueña de un impresionante fenómeno comercial, industrial y de mercadeo. No tardará en contratar a alguien que le ayude con la comunicación, que lógicamente va más allá del manejo de las redes sociales, las fotitos, los tik tok y tuticuantis.
El mensaje para los chicos de su condición es: “no se confíen, esas cosas ya están cambiando. En el mundo desarrollado ya no valen. En los lugares que dejaron hace mucho tiempo el medioevo, no importa dónde naciste, dónde has estudiado, quién es tu padre o tu madre, de qué color es tu piel o qué ideología tienes. A las grandes compañías sólo les interesan tus conocimientos, tu creatividad, la capacidad para liderar equipos, innovar y resolver problemas”. Los grandes millonarios no contratan a sus hijos ni los nombran gerentes si es que no tienen los méritos necesarios. Muchos de ellos ni siquiera les dejan herencia, para no volverlos inútiles, para que no echen a perder sus vidas y no destruyan las empresas que han creado con tanto esfuerzo.
El que sabe perfectamente lo que dice, por qué lo dice y cuál es el efecto que quiere lograr es el vicepresidente David Choquehuanca, cuando les recomienda a los jóvenes no estudiar. Pese a que el sujeto en cuestión supuestamente pretende descolonizar la sociedad boliviana, lo que busca es perpetuar los cánones medievales o tal vez los valores del antiguo incario, donde la pertenencia a una casta era garantía de hegemonía para unos y una condena a la esclavitud para el resto.
Eso es justamente lo que hace constantemente el MAS, hacer prevalecer los elementos raciales, la pertenencia a un grupo político, a un sindicato o la sumisión ante una ideología, por encima de los méritos personales, la formación o las habilidades que ofrece el trabajo y el estudio. Choquehuanca les miente a los jóvenes diciéndoles que ellos y los de su clase han nacido para mandar, que su origen y las elucubraciones que nacen de su retorcido cerebro son suficientes para conducir al país, como si fuera una tribu primitiva con brujos y chamanes que conservan el poder por mandato de los dioses. ppdRtv
Fuente: Eduardo Bowles