PERDÍ MI CELULAR…¡Miechi!¡Que desgracia!-dijo mi asiática cuando le conté.Y todo s…

PERDÍ
MI
CELULAR…

¡Miechi!
¡Que desgracia!
-dijo mi asiática cuando le conté.
Y todo sucedió cuando asistí a dar una conferencia en ABOMACH, la Asociación Boliviana de Maridos Churros, una agrupación con fines de lucro del cual es Presidente Reinaldo Ezequiel Gordillo, un gordo parecidingo en todo a Henry Cavill.
La cosa es que ahí se pelaron mi celular.
Y la preocupación de mi asiática era que alguien mire y difunda el video que le hice, la mañana cuando se afeitaba los sobacos.
– ¡Hay cosas que una mujer jamás debe mostrar!
-dijo consternada.
– ¡Vamos a la policía!
-me dijo a continuación, enérgica y con mucha fe en la honestidad de los pacos.
Llegamos y nos atendió en persona, el suboficial Saturnino Gandarillas, un paco algo clinudo y feo, un petacudo a quien sus camaradas solo llaman Nino.
– ¿Donde ha sido el robo denunciado?
-preguntó el suboficial Nino.
– En las instalaciones de ABOMACH.
-respondí yo.
– Ah conozco, hemos fundado ABOMACH con el Edgar Montaño.
-respondió el suboficial.
– ¡A ver, describan al ladrón!
-dijo a continuación y en tono tajante el paco.
– No sabemos, no conocemos al ladrón…
-respondió algo confundida mi linda asiática.
– A ver, ¿vienen a acusar de robo de un celular a alguien, y sin evidencias, sin pruebas, igual que los opositores de nuestro glorioso gobierno?
-dijo con la mirada furibunda, el suboficial Nino Gandarillas.
– ¿Han tomado fotos del hecho?, ¿a ver, donde están las declaraciones de los testigos?
-nos volvió a preguntar en tono autoritario.
– Oiga, ¿no es ese trabajo de ustedes?, pa eso les pagan, ¿o no?
-argumentó mi asiática, mi linda amarilla que es aribibi nomaj, cuando de discutir se trata.
Ahí nomaj saltó el paco.
– A ver, chinita, no faltes el respeto a la autoridad, ni pretendas poner en duda la capacidad de la sagrada institución del verde olivo.
-dijo molesto.
– Para empezar, a ver. Ya que se nota que no eres boliviana y no te pareces a la Lidia Patty, presentame ya nomas tu pasaporte, ¿desde cuando y a que llegaste al país?, ¿que haces aquí y de que imperio del sol naciente desciendes?
-siguió preguntando el suboficial Gandarillas.
– ¿Y tú cambita?, a ver, de una vez te me quitas la gorra, ¿no sabes que estás en una institución del Sagrado Estado Plurinacional y aquí los únicos engorrados somos nosotros?, ¡aquí se quita la gorra hasta el Camacho carajo!
Elay…
Fuimos a denunciar un robo y nos trataban mal, y encima discriminaban a mi asiática por parecer entenada de Buda.
– Bueno, mejor nos calmaremos y a ver, díganme que quieren, ¿pretenden tener de vuelta su celular?
-preguntó el paco.
– Si es posible…
-contestó mi asiática temerosa.
– Ya, de entrada van a colaborar con gasolina para la patrulla y cena para los inspectores que se harán presente en el lugar de los hechos, además, nos van a dejar para una colaboración para la coquita y el vico.
Mi asiática peló sus ojos de alcancía asombrada.
– Su celular ya está en los cachivaches, sabemos quién lo tiene, pero ustedes me van a comprar una tarjeta telefonica de cien bolivianos, como aporte para los presos pobres de Palmasola.
-continuó diciendo el paco.
– Luego, harán una transferencia a un número que les daré, y entonces…

Media hora después salíamos yescas y sin teléfono de la policía; esperábamos en la Irala el cromi que va a La Guardia cuando elay, vimos pasar a cuatro patrullas que presurosas y obedientes iban a buscar el teléfono del Evo.



El ESCRIBIDOR.

Fuente: Párraga Jose