En economía se ha estudiado y contrastado innumerables veces “las empresas estales” vs “la empresa privada”. Siempre se encuentra que el ser humano se mueve por 2 tipos de incentivos: el moral y el material.
Durante el ejercicio más largo y grande del Siglo XX llamado URSS, los incentivos no podían ser materiales pues eso sería el cochino capitalismo, así que la tesis socialista planteaba que los seres humanos superiores no necesitan más incentivo que cumplir con la revolución, y su sistema de premios era una medalla por el deber cumplido o una bala en la nuca por no hacerlo. Luego de millones de muertos y el sistema más ineficiente jamás visto de producción, la USRR colapsó.
Acá no necesitamos llegar a tal extremo para ver que un funcionario público no tiene ninguna motivación por procesar 1 trámite al día ó 100 trámites, su sueldo no depende de ello ni recibirá ningún bono por productividad, y es más, su sueldo no depende de contentar al “cliente” (el ciudadano), si no al político de turno, y éste político tampoco se mueve por el incentivo de eficiencia y eficacia, si no por el tráfico de prevendas (pegas y pagas).
Dicho todo esto tal vez podamos entender por qué el Municipio tiene rendimientos de reposición de losetas tal vez de 1 m2 por día por pareja de trabajadores, cuando en el mundo de la empresa privada estos rendimientos son en promedio de 45 m2 por día (asumiendo que no es una estrategia de “hartazgo” hacia los vecinos).
Hoy una vez más podemos decir sin equivocarnos: NO HAY NADA QUE EL ESTADO HAGA MEJOR QUE LA EMPRESA PRIVADA.
Volveremos a ratificar esto en unos años cuando el recojo de basura de la eminente Empresa Estatal Municipal de Basura ya no sea escobita nueva.
shalom aleichem