El impresionante acarreo de militantes masistas de otros departamentos hacia Santa Cruz, trajo a la memoria lo ocurrido en 1958, durante el gobierno de Hernán Siles Zuazo, quien envió milicias armadas de la población de Ucureña para masacrar a los dirigentes cívicos que encabezaban la demanda por el pago de regalías petroleras establecido por una ley que el centralismo se negaba a cumplir. Aquella vez, decenas de jóvenes fueron asesinados, torturados y llevados a campos de concentración y pese a semejante oprobio, el ímpetu de la región jamás se contuvo y, todo lo contrario, gracias a la rebeldía de su gente, el departamento se ha convertido en el más grande y el más rico del país, el más inclusivo y el que le da cobijo a millones de compatriotas, incluidos, seguramente, muchos de aquella tristemente célebre población cochabambina, sumida en la miseria y el abandono. No van a conseguir nada hoy con sus acarreados y lo más reconfortante es saber que ninguno de los que han llegado desde aquella vez a estas tierras está dispuesto a levantar la mano contra este pueblo que los refugió. Los centralistas siempre tendrán que recurrir a los acarreados. ppDrtv
Fuente: Eduardo Bowles