Fría tarde en Londres, donde vive hace años tras dejar su Santa Cruz querida en busca de mejores días. Allí, mirando la TV en la sala de su casa el choque Argentina-México por el grupo C del Mundial, fue que se dijo: «Tengo que estar ahí». Denys Moreno Había quedado maravillado por el ambiente, por los estadios, por la gente, por el país que le intrigaba desde el momento en que supo que Qatar sería la sede de la Copa del Mundo de 2022.
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Ese mismo día, tras el final del partido, se metió al internet para asegurarse de los requisitos y comenzar a cumplirlos. La tarjeta Hayya era clave y para que lo aceptaran necesitaba una entrada, tener alojamiento asegurado y documentación en regla. En pocas horas cumplió todo -aprovechando su casi perfecto inglés- y en el rato menos pensado le comunicó a su esposa: «me voy a Qatar». Solo los que están locos por el fútbol toman decisiones así.
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Hizo Londres-Amsterdam y luego Qatar encontrando un pasaje accecible. Llegó con su bandera de Bolivia, una camiseta de Oriente, una mochila y un bolso negro, además de dos entradas para ver Brasil-Camerún y luego Inglaterra-Estados Unidos. Pero más allá de los partidos que vio lo que lo maravilló en realidad fue el ambiente de Mundial. El Fan Fest donde enloqueció con las pantallas gigantes, los FIFA Store y los hinchas que apoyan o lugares como Corniche o Souq Waqif donde la fiesta es única.
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Disfrutó de la algarabía en los metros -sobre todo de argentinos y marroquíes- y de las interminables peatonales como la que hay al lado del estadio Lusail. Cuando se fue luego de cinco días frenéticos se prometió a sí mismo nunca más faltarse a un Mundial. Es más, la locura se extendió tanto que ya solicitó día y hora para la visa de EEUU tomando en cuenta que en 2026 se jugará en ese país, Canadá y México. Solo el Mundial, solo la pelota en este torneo para desatar tanta locura. ¿O no Denys?
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Mauricio Cambará – enviado especial
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Fuente: RDC Deportes