Recrudece la pugna entre Arce y Morales en medio de la crisis económica en Bolivia

Al menos durante las últimas tres semanas, Bolivia ha sido testigo del inicio de la última etapa del desmoronamiento del Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano (MESCPB) de Luis Arce Catacora: todavía escasean los combustibles y los dólares. 

El titular de Hacienda, Marcelo Montenegro, afirmó en varias oportunidades que la economía de Bolivia era estable, que estaba preparada para encarar la crisis internacional. Incluso presumió hace solamente un par de meses de que varios medios internacionales como la BBC, The Economist Intelligence Unit (EIU, por sus siglas en inglés), Trading Economics, el Fondo Monetario Internacional (FMI), Bloomberg, reconocen los aciertos del MESCPB, o de que The Banker, del Financial Times, lo reconoció como Ministro de Finanzas de América el 4 de enero de este año.

Más aún, hace apenas dos meses atrás Arce Catacora también alardeó de lo que se habría conseguido hasta el momento durante su gestión, afirmando que Bolivia tenía “la segunda mejor economía del mundo”.

Sin embargo, aunque las autoridades del área supusieron que la fuerte demanda de dólares empezaría a normalizarse este lunes 28 de febrero ante la expectativa de conseguir créditos y, por tanto, divisas, la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) determinó que los bancos están exentos de mantener encaje legal alguno hasta el 6 de marzo, y así poder satisfacer la demanda creciente de dólares, pero, si acaso el efecto no fue el inverso, la medida no afectó la demanda.

Para peor, Reynaldo Yujra, el titular de la ASFI, decidió pronunciarse el domingo 27 amenazando con el inicio de procesos penales a quienes hablen del tema y provoquen una demanda todavía mayor del billete verde. Más allá de que el responsable de la escasez de dólares es el propio gobierno de Arce -por su testaruda política económica de estímulos por medio del incremento desmedido del gasto público-, y de que los reportes periódicos del Banco Central de Bolivia (BCB) sobre el estado de las reservas tenga retrasos de hasta tres semanas, el efecto que Yujra buscaba ha sido nuevamente el opuesto. 

Ahora el público está a la espera de que la situación se normalice solamente para poder retirar dólares del sistema con mayor convicción. Los pocos dólares que el Gobierno consiga podrían esfumarse en apenas unos días si las autoridades persisten en actuar con prepotencia ante el nerviosismo colectivo.

De la crisis económica a las divisiones irreconciliables del MAS

Ahora bien, mientras distintos economistas debaten sobre las mejores medidas que le permitirían al BCB incrementar las reservas en divisas en el corto plazo, quien más busca aprovechar de la situación no es la oposición, como sería natural, sino el propio Evo Morales y sus acólitos en la Asamblea Legislativa.

A pesar de que su propia gente rechaza su figura como líder ya ni siquiera del país, sino del Movimiento al Socialismo (MAS), y luego de haber sido nuevamente agredido en eventos de su propio partido, el jefe cocalero insiste en su cruzada contra Arce, a quien ha acusado varias veces de ser un traidor. 

Lo último que hizo el cocalero fue denunciar a la ministra de Comunicación de Arce, Gabriela Alcón, quien habría desviado el 50% de los contratos de publicidad para pagar a ciberactivistas que harían campaña contra Evo Morales en las redes sociales.

La denuncia del jefe del MAS contra Alcón surge a raíz de que Facebook reportó la eliminación de más de 1.600 cuentas falsas vinculadas al régimen de Arce y el MAS, que violaron políticas de la comunidad y estaban orientadas únicamente a acosar de manera permanente a miembros de la oposición.

En el mismo sentido, Héctor Arce, diputado evista del MAS, denunció a 8 funcionarios que trabajan en dos ministerios de Arce Catacora, administrando distintas cuentas falsas en redes sociales para hostigarlo luego de que la semana pasada acusó al hijo del presidente, Luis Marcelo Arce Mosqueira, de haber negociado el litio boliviano como lobbista.

Por si fuera poco, el ex ministro de Gobierno de Morales, Carlos Romero, también hizo serias denuncias recientemente. Por ejemplo, dijo que existen sobreprecios en los contratos de importación de combustibles, específicamente con la empresa Trafigura. Nuevamente, de acuerdo con Romero, la persona que estaría vinculada en estos negociados, sería Arce Mosqueira

Ya no sería necesario revocar el mandato de Arce

Pues, mientras más acaparan las noticias la ineptitud de las autoridades frente a la escasez de dólares y combustibles a nivel nacional, y las denuncias entre los seguidores de Arce y los de Morales, la oposición, probablemente mejor identificada en este momento por los dirigentes del Comité pro Santa Cruz (que acaba de renovar su cuerpo directivo), recuerda a Arce que se ha vencido el plazo que el último cabildo nacional determinó para la liberación de todos los presos políticos del régimen, y que, por tanto, comienza con la campaña de recolección de firmas para convocar a un referendo revocatorio nacional.

No obstante, dado que la crisis económica se agudiza con el pasar de los días (el precio del dólar en el mercado ya cotiza al menos en Bs 7,1, mientras que en las casas de cambio formales la cotización fijada por el gobierno se mantiene en Bs 6,97, aunque de manera limitada), Arce podría verse atrapado en una crisis de una magnitud e intensidad probablemente comparable a aquella que provocó la renuncia de Hernán Siles Zuazo en 1985.

Si acaso el público termina perdiendo la confianza en la moneda nacional y la capacidad del Gobierno de Arce para encarar el creciente caos, y si además una serie de devaluaciones como las de Siles Zuazo entre 1982 y 1985 (la última de un 40%, mejor conocida como la “desdolarización”) marcan el futuro próximo de Arce, como parece ser cada día más probable, entonces solamente le restaría la renuncia y la convocatoria anticipada de elecciones, con lo cual la iniciativa del Comité pro Santa Cruz no sería necesaria.

Tiempo al tiempo.

Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 1 de marzo de 2023.

Mauricio Ríos García