“Creo que la economía es un capítulo descuidado de la psicología”, dijo José María Barbieri, en el último Foro Internacional en que se analizaba la situación de la Macroeconomía, en la ciudad de Buenos Aires. Su escandalosa intervención generó una protesta gremial. Yo quise saber a qué se refería con su misteriosa frase. Comparto nuestro diálogo…
(Yo) Entonces también le interesa la economía…
(José María) Bueno, para el Premio Nobel de Economía, Friedrich Hayek, no se puede entender la economía al margen de la psicología…
(Yo) ¿Cómo es eso?
(José María) La economía no es una “ciencia dura”, como parece sugerir el tecnicismo de cofradía. Su base material es muy vulnerable. No es casual que Adam Smith y Carlos Marx se hayan abocado primero al análisis filosófico. En el caso de Hayek, no se puede entender su escuela económica sin abordar antes su concepción psicológica del ser humano…
(Yo) ¿Cómo es eso?
(José María) Para Hayek, el orden mental está ligado a la percepción. Y esa percepción, a su vez, está ligada a fenómenos inconscientes y conscientes, que no tienen una relación armónica con lo que en el mundo convencional se denomina “racionalidad”. De ello se deriva que el sujeto económico es mucho más complejo que una regla de tres simple. Recibe y procesa los estímulos en el contexto de una memoria anterior (“preexistente”), que surge en forma interactiva de su fisiología individual, de su idiosincrasia como especie y de su cronología temporal – “experiencia pre-sensorial”, dice Hayek, refiriéndose a la dinámica entre percepción y memoria…
Hayek también plantea que clasificamos y redefinimos los objetos del mundo exterior en términos de las relaciones que mantenemos con ellos, extremo que desvirtúa una aproximación “neutral”, “imparcial” “objetiva” o “impersonal” – creo recordar que Borges dice que la impersonalidad es común en los vegetales y los planetas, ¿no?
(Yo) Entonces…
(José María) Entonces…, puede bastar que haya alguna perturbación externa, que impacte en la memoria del sujeto, para que en su mundo interior se provoque un cataclismo de proporciones, que lo induzca a redefinir su comportamiento económico, entre otras cosas…
(Yo) ¿Se refiere a algún caso particular?
(José María) No, para nada. La teoría de Hayek no padece ningún rencor nacional. Tiene vocación universal.
Fuente: Roberto Barbery Anaya.