No entendí nada de lo que dijo José María Barbieri el domingo en este Muro. Su escandalosa idea me sigue pareciendo escandalosa – “Creo que la economía es un capítulo descuidado de la psicología”. Apoyo, incondicionalmente, la protesta gremial, hasta sus últimas consecuencias…
Lo volví a encontrar en el café de siempre, entre Córdoba y Uruguay. Le dije que sus opiniones en materia de economía eran tan confusas como en materia de psicología. Me contestó que tenía razón…
Añadió que estaba pensando quedarse de una vez mudo (“como no puede ser de otra manera”), pero yo lo animé a volver a intentar con la filosofía. Comparto el diálogo…
(Yo) No se desanime. La filosofía es el amor a la sabiduría, y usted es un enamorado…
(José María) Bueno, con esa definición de primer semestre, creo que me voy a precipitar en el desamor…
(Yo) ¿No le gusta?
(José María) No me gustan los estereotipos. Prefiero la definición de Alan Badiou: “La filosofía es una disciplina que viene después del día del conocimiento”
(Yo) ¿Cómo es eso?
(José María) Bueno, la predisposición filosófica es lo contrario de la actitud dogmática, que presume de saber algo definitivamente. Por eso me gusta la definición de Badiou. Resume el espíritu crítico de la filosofía, que no se intimida frente a ningún conocimiento. Que no renuncia nunca a pensar… Que siempre está en movimiento…
Además, es una definición que tiene cadencia musical.
(Yo) ¿Hay otra que le guste?
(José María) La de Heidegger, en su ensayo sobre Heráclito: “La filosofía es la pasión de lo que está por venir”
(Yo) Creo que es parecida a la anterior…
(José María) Claro. La pasión de lo que está por venir, nos remite también a la idea de una curiosidad ingenua, sin prejuicios…
Además, no es casual que esté en su ensayo sobre Heráclito. Sugiere el movimiento. La idea de que “nadie baja dos veces al mismo río”
Fuente: Roberto Barbery Anaya.