“El Budismo puede tener militantes de buena fe. Sin embargo, es una religión inviable. Propone lo contrario a la acrobacia de un mono”
Esa idea fue el detonante. José María Barbieri fue expulsado con ignominia del Primer Congreso de Utopías. Los comunistas y los cristianos, que parecían irreconciliables, lo acusaron al unísono de confundir la piedad con la justicia social…
Yo creo que la decisión ha sido irreprochable. Además, hay que recordar que sus participaciones en otros foros no lo favorecen – hace tres meses lo expulsaron de otro Congreso por plantear que la mejor alternativa macroeconómica era que cada uno cuide de sí mismo…
De todas formas, no quise desaprovechar la poca consideración que todavía me tiene, para intentar averiguar lo que quiso decir…
(Yo) ¿Qué quiso decir?
(José María) Bueno, reconozco que fui desubicado, una vez más… No buscaba tomar partido por ninguna utopía, ya sea burocrática o ya sea metafísica… Simplemente quería poner énfasis en la necesidad de explorar la naturaleza del ser humano…
(Yo) ¿Haciendo quedar mal al Budismo?
(José María) Al contrario. Lo que hice fue elogiar al Budismo. Insinué que es una doctrina inadecuada porque sobreestima las posibilidades del hombre…
(Yo) ¿Por qué?
(José María) Porque propone el desapego… No tiene en cuenta que el hombre está habitado por el frenesí de creer en la desproporción, y que su fe, por lo general, no tiene ningún escrúpulo, como lo demostraron a su turno las piras de la Santa Inquisición y los Campos de Concentración soviéticos…
(Yo) ¿El hombre está habitado por el frenesí?
(José María) Somos criaturas hechas para la combustión, no para la tolerancia. Para la euforia, no para la mesura. Para la acrobacia, no para la renuncia.
#josémaríabarbieri
Fuente: Roberto Barbery Anaya.