La censura, destitución y nueva designación del ministro de Gobierno escenifica el deterioro del Gobierno y el agotamiento del MAS. El futuro de Bolivia no puede estar supeditado a una disputa fratricida entre Evo y Arce, necesitamos salir de este círculo dañino y corrosivo para la democracia.
Arce confirma que es incapaz de rediseñar su desgastado gabinete y se aferra a la terquedad de los poderosos: resistir cobijado en la fuerza del poder. Por su parte Evo, asesta un duro golpe a Arce y sienta un precedente que fragiliza al Gobierno.
A ambos solo les interesa el poder, a uno mantenerlo, y al otro recuperarlo; ninguno piensa en el país, por eso, someten las instituciones democráticas a su pelea cavernaria. La Bolivia del futuro tiene que encontrar un camino diferente.
Fuente: Vladimir Peña