El esquema 4-5-1 (después del 4-2-1)

El esquema 4-5-1 de la Promoción 83 del Colegio La Salle es singular.

Para implementarlo, es necesario que se presenten tres desafíos singularísimos: 1) Que los delanteros del equipo se hayan lesionado, que hayan viajado o que hayan sido internados en una residencia geriátrica. 2) Que el Partido sea con la Promoción que es Puntera en la Tabla de Posiciones y que parezca un reto semejante al de Ulises frente al Cíclope. 3) Que los jugadores del equipo Puntero, además de ser buenos, sean los menos viejos del Grupo de los más viejos del Campeonato de ex alumnos de fútbol 11.

En ese contexto, el esquema resulta predecible: 4 en el fondo, 5 en el medio y 1 adelante.



Claro que una cosa es planificar y otra ejecutar…

Pero si se logra ejecutar, en la mitad del Primer Tiempo se puede estar en ventaja…

…y no te llegan nunca… Si te empatan, es con una jugada que se inicia en una pelota parada…

Mientras el esquema se mantenga imperturbable en el Segundo Tiempo, inclusive hay margen para una distracción (pero solo una), que puede dejarte en desventaja…

Ese es el momento más delicado y estratégico, porque los rivales presienten que se van a confirmar las profecías de los últimos días – es decir, que van a ganar por goleada…

El secreto es no perder el equilibrio filosófico y la disciplina táctica – es decir, seguir jugando igual, sin despersonalizarse por un accidente, como en cualquier otro momento de la vida…

Claro que una cosa es decir y otra hacer…

Pero si se logra hacer, en la mitad de Segundo Tiempo se empata y antes del final del Partido se gana. 3 a 2.

En el campeonato del año pasado, cuando no sabíamos que éramos viejos, ganamos 2 a 0 un Partido en el que apenas habíamos reunido ocho jugadores. Fue cuando aplicamos “el esquema 4-2-1”. Hoy nos fue bien con “el esquema 4-5-1”.

Huelga repetir que el larguísimo festejo de Protocolo, en circunstancias tan dramáticas, incluye divagaciones inesperadas: “fue el destino”, dice Jorge Perales; “la voluntad”, dice Borito Parada.

Yo me quedo pensando que el destino es una red de causas infinitas que emplea como titiritero al azar. Y que sólo nos queda alguna ilusión, que es la forma más humana de la Razón. Sin embargo, como soy desubicado, pero a veces no, me quedo callado.

(Comparto tres fotos: la del equipo que jugó ayer, la del equipo casi completo, en el torneo 2019, y la de casi todos los compañeros de colegio. Casi.)



Fuente: Roberto Barbery Anaya.