Bolivia, pieza clave de la teocracia iraní en su ofensiva contra Occidente

Nunca hay que subestimar la capacidad de Bolivia para generar noticias sobre hechos contundentemente insólitos, ni sobre casos multimillonarios de narcotráfico internacional y corrupción, o las desvergonzadas mentiras sobre el estado de la economía y ahora incluso el sistema bancario y financiero. Pero ahora el país alcanza nuevamente la atención internacional por un serio caso en materia de seguridad y defensa por un acuerdo firmado recientemente con el régimen teocrático y totalitarista de la República Islámica de Irán.

En días pasados, de manera todavía muy tímida, los medios de comunicación bolivianos se hicieron eco de los acuerdos firmados entre los ministros de Defensa boliviano, Edmundo Novillo, e iraní, Mohammad Reza Ashtiani, en Teherán. Los acuerdos en materia de seguridad y defensa establecen la dotación de equipos para la lucha contra el narcotráfico y la seguridad fronteriza.

Al respecto, el ministro iraní sostuvo: «Los países de América del Sur tienen un lugar especial en la política exterior y de defensa de Irán debido a ubicarse en una zona muy sensible».

En Argentina el acuerdo boliviano iraní ha llamado la atención del gobierno de Alberto Fernández, pues Irán arrastra un serio conflicto por las investigaciones sobre el atentado terrorista a la mutual judía de la AMIA en 1994, donde murieron 85 personas, 8 bolivianos entre ellos. Motivo por el que en 2015 murió el fiscal Alberto Nisman un día antes en que realizaría una acusación formal contra Cristina Fernández de Kirchner con nuevas pruebas luego de una extensa y rigurosa investigación.

De esta manera, canciller argentino Santiago Cafiero se ha visto forzado a mostrar al menos inquietud por aquellos acuerdos, y ha tenido que al menos actuar de oficio enviando una nota a su par boliviano Rogelio Mayta solicitando mayores detalles sobre los alcances del acuerdo.

Sin embargo, dado que ambos gobiernos -el argentino y el boliviano- guardan una amistad política muy estrecha (recuérdese nada más que fue este país donde Evo Morales guardó auto exilio desde su auto golpe a finales de 2019 hasta la victoria electoral de Arce en 2020),

Pero la fuerte influencia de Irán en Bolivia no es nueva. Ya en 2008, los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales aprobaron el «Acuerdo marco entre la República de Bolivia y la República Islámica de Irán», orientado a establecer la cooperación mutua en diversas áreas, principalmente la militar.

En 2011 el régimen de Irán obsequió junto al de Venezuela, una planta industrial de lácteos, un hospital en El Alto. No mucho tiempo después, Irán también obsequió un canal de televisión, Abya Yala, valuado en alrededor de $3 millones por sus equipos comunicacionales de última tecnología, para fortalecer y amplificar el mensaje oficialista en Bolivia. Por si fuera poco, la teocracia totalitaria también inauguró una escuela militar en Santa Cruz, entregada por sus altos mandos militares, donde no sólo éstos dan instrucción, sino que también hay militares cubanos y venezolanos.

La cantidad de visitas oficiales que hubo entre Bolivia e Irán es muy alta, pero las visitas de nadie menos que Mahmud Ahmadineyad a Morales en La Paz han sido especialmente llamativas. Visitó Bolivia en tres oportunidades: la primera en 2007, la segunda en 2009 y la tercera en 2012. La primera constituyó un hito histórico donde un presidente iraní pisaba territorio boliviano por primera vez. Fue esta oportunidad en que se firmaron amplios acuerdos en todo ámbito, tanto en el de defensa, como en el energético, industria, cultura, ciencia, tecnología, etc.

Al respecto, Jorge Valda, conocido y reconocido abogado defensor en casos de violación de Derechos Humanos en Bolivia, como los de la expresidente Jeanine Áñez, por ejemplo, ha asegurado que los acuerdos entre los regímenes de Arce y el actual presidente iraní, Ebrahim Raisi, en materia de provisión de tecnología y armamento, constituyen una amenaza a la seguridad interna e internacional, pues alcanzarían la posibilidad de intervenir todos los sistemas de comunicaciones de Bolivia, principalmente el control de las redes de narcotráfico, comunicaciones, redes sociales en todas sus presentaciones y jaqueo del sistema de informática y comunicación de la Policía Boliviana.

Igualmente, el reconocido periodista independiente en Bolivia, Humberto Vacaflor Ganam, ha destacado en Infobae que, según el Instituto de Estudios para la guerra (ISW) de Washington, los acuerdos incluyen la entrega de drones iraníes a Bolivia, asunto en el que, por cierto, la Asamblea Legislativa Plurinacional no ha intervenido, pudiendo traducirse en una violación a la Constitución y Traición a la Patria, una tarea sobre la que los legisladores opositores están llamados a avocarse.

Es esta, pues, la manera en que no sólo Teherán, sino el eje que conforma junto a La Habana, Caracas, Managua, Moscú y Pekín, avanza en contra de Occidente, lento pero seguro, desde La Paz.

Columna originalmente publicada en La Gaceta de la Iberosfera, el 26 de julio de 2023.

Ley del Oro, un remedio mucho peor que la enfermedad
Se revela la ficción del “auge” económico de Bolivia creado durante la era Morales y Arce
Devastación institucional y escándalos de corrupción: El oscuro legado del MAS en Bolivia

Mauricio Ríos García