YO NO SABÍA…PERO DOÑA CELITENÍA RAZÓN.La tarde que me vio llegar con las alas caídas…

YO
NO SABÍA…
PERO DOÑA CELI
TENÍA RAZÓN.

La tarde que me vio llegar con las alas caídas me sonrió y solo dijo:
– «Tené paciencia hijito, ya te van a conocer y te van a buscar…»
Era por ese tiempo que hacía los Tiquiminiquis sobre historia cruceña, y no pasaba nada.
Hace como quince años.
Cuatro libros sobre Santa Cruz y su historia, cartillas educativas, discos interactivos…
¿Qué no hacía?
– «Es el loquito de la historia, estuvo en mi otro colegio y nadie le compró sus libros»
-dijo una vez un profesor al verme.
Amargado me hice el sordo.
Fue la tarde que entraba a exponer ante un grupo de maestros, para ver si ellos pedían mis libros o alguna conferencia con miras al 24 de septiembre…
Nada.
– «Están prohibidos los venteros»
-me dijo una señora portera, y casi me golpea con el portón del colegio, cuando pedí hablar con el director por el mismo tema.
– «Soy escritor, escribo sobre historia cruceña…»
-traté de explicar.
Naaaada.
Seis años.
Durante seis años anduve de acá para allá, tocando puertas que no se abrían.
Un día compré un disfráz de duende.
Y andaba por la plaza con el sombrero bien metido, tapándome la cara.
Y ofrecía mis Tiquiminiquis.
A bs. 5.
Vi a muchos conocidos, gente importante y autoridades a través del sombrero.
Era raro verlos, ignorando olímpicamente mis palabras.
Nada…
Hasta que vinieron los gendarmes y me obligaron a salir de la plaza.
Otra…
Estuve en Expoforest con el disfraz del duende y los Tiquiminiquis en la mano.
Esa fue una gentileza que me permitió mi admirado amigo José Luis Vega, gran periodista y organizador del evento.
Lo mismo…
Pero con una diferencia.
Vendí un Tiquiminiqui.
Me lo compró otro amigo, un gran tipo llamado Roberto Aguirre; por entonces periodista de El Deber que me reconoció bajo la cachucha.
Otro día.
Otro grupo de maestros, lo mismo.
Una sola venta…
Me compró mi respetadisimo amigo, el profe Joaquín Antequera en el colegio San Agustín, en un tiempo en que él ni me conocía.
Y así.
En esas andaba cuando mamá me dijo:
«Tené paciencia hijito, ya te van a conocer»
Y mamá tenía razón…
Pero un día…
Apareció un padre Cojudo, y una tal Cinthia mi amor que me cambiaron la vida, luego un Príncipe Feo y un chico que se preguntaba ¿Y ahora?
Y después…
Invitaciones, cerca de cincuenta reconocimientos recibidos en distintas partes del país, viajes, miles de personas en mis conferencias.
El Rincón del Escribidor ya existe…
Y sí, mamá tenía razón.
Porque hay algo más…
Es un honor para mí, ser el nuevo miembro activo, de la más importante institución de intelectuales, una institución que tiene ciento veinte años de existencia:
La Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz de la Sierra.
Y ahora pienso…
Que valió la pena tantos momentos ingratos, instantes que solo fueron parte de una preparación, algo necesario para alcanzar un nivel superior en mi vida.
¿Qué puedo decir?
Muchas gracias a todos y ahora…
Con más fuerza nos enfocaremos, en la difusión de la historia de nuestra hermosa tierra cruceña.
Y solo me queda decir:
Gracias a la señora que creía en su hijo, en un tiempo en que casi nadie apostaba por él.
Definitivamente…
Mamá tenía razón.
Solo era cuestión de tiempo y lo único que lamento entre lagrimas…

Es que ella…Ya no esté para verlo…
🥺



El ESCRIBIDOR.


=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR