“Lo que habita en el alma de la opinión pública es aún más terrible que lo que sucede”, dijo José María Barbieri…
La frase provocó indignación general…
Yo quise saber un poco más al respecto. Comparto nuestro diálogo:
(Yo) ¿Podría ampliar su idea?
(José María) Por supuesto que no. La reflexión está claramente formulada. Le toca a cada uno pensar al respecto…
(Yo)…bueno, entonces podría recordar algún antecedente de su formulación…
(José María) Más que un antecedente teórico, prefiero una consecuencia práctica: “¿Es posible elegir un gobierno de genios con los votos de una masa de idiotas?”, se pregunta Malatesta, que tenía la cabeza bien puesta…
(Yo) ¿Algún otro aporte? ¿Qué dice Arlt, por ejemplo?
(José María) Tiene aportes maravillosos, inexorablemente… Podríamos comenzar por su definición de la especie: “El hombre es una bestia triste, a quien sólo los prodigios conseguirán emocionar. O las carnicerías”.
(Yo) Prodigios… y carnicerías…
(José María) Sí, lo demás aburre, ¿no?… Parece que es una definición que se aplica a todas las épocas y a casi todos los pueblos…
Recuerdo también que uno de sus personajes se pregunta melancólicamente por “la verdad” y es fulminado inmediatamente: “A usted no le interesa la verdad. Usted busca algo que lo distraiga”.
Claro que no es reglamentario decir estas cosas en la opinión pública… Pero a Malatesta no le importa. Ni a Roberto Arlt. Ni a mí…
(Yo) Usted dice que se aplica a “casi” todos los pueblos: ¿Cuál es la excepción?
(José María) El mío.
Fuente: Roberto Barbery Anaya.