EL DÍA DE LOS CAMOTES… Con el auspicio de: #wjconsorciojuridico #widenjamesrivero – ¿…

EL
DÍA DE
LOS CAMOTES…

Con el auspicio de:
#wjconsorciojuridico #widenjamesrivero

– ¿Ya te vas tan temprano?
-dijo mi asiática, aun entre las brumas del sueño.
– Tengo que estar temprano en el Rincón del ESCRIBIDOR, irán unos profesores…
-le dije.
– Pero, es el día de los enamorados…
-volvió a hablar ella, mientras yo buscaba mis zapatos nuevos, ese par que ya se ven peor que los viejos.
– ¿Y mi beso al coto?
-volvió a decir mi amarilla, mientras se acurrucaba entre nuestras sábanas marca «San Aurelio».
Le di su beso al coto, con la promesa que iríamos a cenar por la noche celebrando el día de los camotes, antes de la transmisión de los jueves.
También le dije que le cantaría, solo para ella, la canción de Los Iracundos «Estoy dispuesto a amarte».
– Ya reservé un guiso de papaliza, a la luz del poste de la esquina.
– Donde doña Simona…
-le dije.
Ella sonrió feliz.
Entonces salí y mientras conducía a doña Pitty, pensaba en el día de los camotes y me preguntaba muchas cosas sobre el tema…
– ¿Por qué algunos maridos matan al novio que algúna vez fueron?
-me preguntaba yo, pensando en el novio joven, delgado, amable, romantico y galán que se tragó el marido gordo, sudoroso y pedorro que se duerme en la sala viendo las noticias.
– ¿En qué momento, las parejas pasan del estado «amando», al estado «soportando»?
-me preguntaba, mientras le hacía lance al trufisero que se detuvo sin aviso, mientras el motoquero me pasó como un rayo por la derecha, haciendo un zig zag luego.
– ¿Por qué las parejas que llevan muchos años de casados, no caminan por la calle tomados de la mano si eso es algo que se ve tan bonito?
-seguía pensando yo.
Y claro…
Fue inevitable no recordar al camba camote, ese camba que bajo la luz de la luna respondió a la pregunta de su camotera…
– Amor, ¿por qué la luna se esconde detrás de las nubes?
– preguntó ella.
– Es que la luna mi vida, ¡tiene envidia del amor que te tengo!
-respondió el camba, imitando la voz de José Frontanilla.
Pero…
Cincuenta kilos después y cuatro cesáreas de yapa, ella, todo romántica trata de revivir la escena…
– Amor… ¿por qué la luna se esconde detrás de las nubes?
– ¡Porque va llover puej!, dejá de preguntar burreras y andá a meter la ropa…
-respondió el camba acopaibau, rascándose las talegas.
Parece gracioso…
Pero no.
Es algo que no debería pasar.
Pero…
Siempre hay un pero.
Y por supuesto…
Ella…
La chica tierna, dulce y comprensiva…
– ¿En qué momento sacó la escoba y no pa barrer exactamente?
– ¿En que momento, la corteja primero y esposa después, se convirtió en la tóxica desconfiada, esa que solo ve lo malo en el hombre que dice amar?
¿Raro no?
Ya sé…
Las parejas no son perfectas y el amor trae su alta dosis de dolor bajo el brazo.
Pero…
Ya sé…
Todos nos equivocamos, y aún estado camotes lastimamos a la persona que amamos y nos ama…
Por eso…
En esta fecha.
En este veintiuno de septiembre, en el hermoso «día de los camotes» hagamos un brindis.
Un brindis por esos hombres y mujeres camotes de cualquier edad, por esos que aún y a pesar de muchos dolores, siguen creyendo en el amor.
Un brindis, por esos camotes que pueden tener muchos años y arrugas, pero a pesar de todo…
Tienen intacta, ¡la locura del corazón…!



¡Feliz día de los camotes para ellos!

El ESCRIBIDOR.

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Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR