Ansiedad o pudor

Le pregunté a José María si tenía alguna utopía. Contestó lo siguiente:

“Ir de la ansiedad por alcanzar la Gloria al pudor de retornar a la nada”.

Yo esperaba una idea para salvar al mundo. O para ganar una carrera sin competir.



Cualquiera de esos objetivos me hubiera dejado satisfecho.

Sin embargo, José María Barbieri, me obligó a pensar…

Comparto nuestro breve diálogo.

(Yo) Decepcionante su nueva versión de la utopía…

(José María) Coincido. No sirve para ningún discurso de Plaza.

(Yo) Ni siquiera para que se emancipe un joven…

(José María) Para que se emancipe un joven, quizá no. Para que se emancipe un hombre maduro, creo que sí…

(Yo) ¿Cómo es eso?

(José María) No hay emancipación para el que está enajenado a la idea redentora de un destino, aunque sea en una oficina particular, en una mesa de billar, en un aula universitaria o en un coro de trámites metafísicos; no hay emancipación mientras el celular (el hombre, quise decir) sea esclavo del afán convencional de tener “éxito”, aunque sea en el gobierno de los vecinos de una calle – lógicamente, están EXCLUIDOS de este análisis, quienes no retroceden en el empeño feroz de gobernar el barrio…

En fin. Creo en el valor de no buscar la aprobación de los demás y en el rubor de volver discretamente al origen…

Es una utopía, desde luego.

Fuente: Roberto Barbery Anaya.