Falla de adaptación

El segundo que no pasa es inevitablemente “intelectual”. El resto del tiempo somos gobernados por la apariencia, que es nuestra credencial de vitalidad. Pensar es un error mínimo de nuestra existencia animal. Un atentado al sentido práctico de supervivencia. Una falla de adaptación…

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El criminal habitual es parte necesaria de la Piedad. Sin él no habría posibilidad de Redención ni de Gracia. Es un candidato a Santo. Sin él, la Administración se reduciría a Cero… Pero aquel que “se detiene” a preguntar por el sentido de la existencia pone nerviosa a la Creación… No hay Lugar para él…

Fuente: Roberto Barbery Anaya.