El último hombre es un desertor de la Historia: no cree en la Piedad de los templos, ni en la justicia de los Estados – recela por igual de la gracia y de la burocracia…
Ya ha releído a Cioran – “Sin necesidad de ir a buscar fórmulas de sabiduría en las cloacas, ¿cómo no reconocer las ventajas que tiene sobre nosotros una rata, justamente porque es rata y nada más?”
No ha llegado al Cielo, ni a la Utopía, pero sí a la ironía – dice Borges de los gauchos: “A diferencia de otros campesinos, eran capaces de ironía”
Fuente: Roberto Barbery Anaya.