Empresarios y Gobierno rompen diálogo: ¿Esperarán la solución por el desastre?

 

El gobierno ha propuesto implementar unas mesas de asignación de divisas. Pero, ¿qué significa esto realmente? Es un sistema mediante el cual el Estado decide quién y en qué medida podrá acceder a las divisas (dólares) necesarias para importaciones y pagos a proveedores internacionales.

El procedimiento es el siguiente: cuando una empresa desee importar, deberá registrar su operación y solicitar el acceso a las divisas requeridas. El gobierno revisará la solicitud y, si decide aprobar la operación, asignará las divisas correspondientes, permitiendo al empresario adquirirlas al tipo de cambio oficial para completar su transacción.



El problema radica en el impacto que este sistema tendrá en los empresarios, quienes no tendrán control directo sobre las divisas necesarias para sus operaciones internacionales. Dependiendo de la autorización del Estado, los empresarios enfrentarán una gran incertidumbre y dificultades para planificar y operar eficientemente. Esta dependencia no solo complica la toma de decisiones estratégicas, sino que también incrementa los riesgos de desabastecimiento y paralización de la producción.

Además, esta propuesta plantea otros desafíos. La experiencia nos muestra que todo lo que proviene de las esferas gubernamentales suele estar marcado por la corrupción—con pedidos de coimas para dar viabilidad a los trámites o preferencias indebidas—, demoras en los procesos que pueden generar desabastecimientos, falta de transparencia, incumplimiento de plazos, e incertidumbre económica y jurídica. Se estaría creando una nueva carga administrativa bajo el control del gobierno, y, como estamos acostumbrados, la eficiencia brillará por su ausencia.

Entre los empresarios existe la sospecha de que el gobierno utilizará esos dólares prioritariamente para importar diésel, restringiendo aún más el acceso a divisas, favoreciendo a empresas allegadas, y dejando lo que sobre, si es que queda algo, para el resto del sector privado, quienes tendrían que enfrentar una larga y tediosa burocracia. Esta burocracia, en lugar de facilitar, solo augura un rotundo fracaso.

Ante este panorama, los empresarios han decidido no participar más en las mesas de diálogo, aparentemente esperando que la escasez de productos—especialmente farmacéuticos—provoque la reacción necesaria para desestabilizar a un gobierno que insiste en seguir un camino que parece conducir al desastre.

 

P.D. Esta medida ya se probó en Argentina y Venezuela siendo un completo fracaso

ppDRtv

Fuente: Facebook Nadia Beller