Sentado en media silla, que la comparto con un camarógrafo. No puedo pararme para no tapar a las cámaras que están atrás.
El trabajo de camarógrafos y reporteros es sacrificado. En este viaje a Guayaquil los vi corriendo de un lado al otro. Sudando, buscando noticias y personajes. Seguramente recibiendo presión desde sus casas centrales. “Vamos al aire en 10 minutos”. “Necesitamos que hables con fulano”. “Muestra ambiente”. “Nos ganó la competencia, reacciona hermano”. Y que esto y que lo otro. Duro y bello oficio. Apasionante.
Fue lindo compartir con ellos. Recordé mis primeros pasos en el periodismo. Correteando entre Palacio de Gobierno, Parlamento, Iglesia católica, cancillería. Mi zona era Plaza Murillo. Y siempre bajo presión.
Eran tiempos de conferencias de prensa en el hall del Palacio Quemado, de buscar parlamentarios, de estar atentos a la Conferencia Episcopal, de trajinar el edificio de la cancillería. Y llegando justo a fin de mes. La calle paga poco, es la realidad.
Mis respetos y admiración por los colegas que siguen recorriendo las calles para buscar noticias y personajes.
Son los más sacrificados y no son los mejores pagados. Hice ese trabajo hace más de treinta años. Es la parte que más me ha gustado siempre del periodismo. Después uno va ascendiendo y se va burocratizando. Leyes del oficio.
Un aplauso para mis colegas periodistas. Son unos tipazos. Tienen mi admiración!
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista