¿Es la encuesta o es Claure tu problema?

Mientras el empresario boliviano radicado en Estados Unidos comentaba sobre la selección boliviana, el club paceño Bolívar de sus amores y de otros temas más triviales para la pasión o menos urticantes como la opinión popular sobre la economía,
@marceloclaure
era un millonario para admirar por ocuparse de las conversaciones regionales desde su burbuja inalcanzable.

Pero empezó a hablar de política de su país de origen y la comunidad tuitera política volcó su insignificante fuerza mundial para jalarlo de cualquier posibilidad de destaque, más aún si acaso había dejado entrever la posibilidad de pensar en una candidatura presidencial o de buscar un Trump boliviano con el cual aliarse y poner sus fichas emulando al megamillonario Elon Musk.

Ni qué decir cuando anunció que contrataría una empresa internacional para realizar una encuesta. Saltaron los fusibles de varios en competencia y sus cajas de resonancia a la par de los manipuladores seriales de la opinión pública a través de las redes sociales.



En un ensayo de medición propia de influencia y de atención del mundillo político chimentero, dividió la publicación de los resultados de la encuesta en anuncios por partes en tres días.

El resultado final. Todos los pocos medidos aplazados con negativos superiores a positivos. Lo demás son pruebas de crecimiento o mejoría condicionadas a tal o cual situación, lo que dicho en castellano puro y duro es un dibujo de qué podría pasar si es que tal o cual cosa.

Luego del alboroto que provocó de a quién favorecía, por qué lo hacía, cuál era su intención si aún ni siquiera se han realizado las judiciales, etc. la gran bulla con apunte es que se quiere llevar el litio en sociedad con un empresario masista o quien sabe con qué otros.

En los últimos días, Claure ha conseguido que se hable más de él que de los aplazados en su encuesta. Ni qué decir de los autopercibidos como «emergentes» o así denominados por los analistas, que fueron desaparecidos del espectro de la consulta estadística en cuestión. Además, ahora lanzó que la mayoría en Bolivia votaría sí o sí por un Milei. Desde el sentido común, le advierto que claro que no. A diferencia de Argentina, Bolivia es un país mayoritariamente informal y no lo digo por quien buenamente apenas gana el pan del día sino por los empresarios que detentan fortunas basadas en el transporte de carga y de pasajeros, la importación masiva que venden al goteo, la extracción impune de maderables de la Amazonia y la Chiquitania, de oro de los ríos, etc. etc. etc. etc. etc. Si la mayoría quiere un Milei es para verlo putear a medio mundo a diestra y siniestra, no para poner orden tocándole el desorden a miles.

Resulta un chiste que el escándalo por el destino del litio, que durante estos años el régimen del MAS lo ha negociado con China y con Rusia, se vuelva importante por Claure y no porque Bolivia sea la célula geopolítica signada como tierra de nadie para base de operaciones de ilícitos y otros fines desde el corazón de América del Sur.

No conozco al empresario pero sí reconozco que no hay caso de que alguien levante cabeza e intente algo distinto porque la casta enseguida se une para extirparlo como puchichi con tal que nadie se mueva de donde está para seguir manipulados por los mismos.

Cuando salgan las encuestas de siempre, nos van a subrayar que no estaban todos aplazados sino que dos o tres se diferenciaban por 2 ó 3% del saldo y nos refregarán, una vez más, que el error de guiarnos por la encuestitis es nuestro y no de quienes se pelean por encargarlas y posicionarlas para engaño de las mayorías y de los candidatos preferidos de los financiadores.

Notita al pie. Para los que se hacen los sorprendidos sobre los negocios empresariales de Claure, va este recordatorio de 2023.

Fuente: Gabriela Ichaso