Andrónico se muestra débil. Y decepciona. Muchos lo quieren candidato. Pero él no muestra temple ni voluntad para asumir el desafío.
Evo lo intimida. Y Andrónico se le cuadra.
La presidencia requiera fuerza, valor, determinación, energía, decisión.
Andrónico no parece sentir que sea su tiempo. O tiene miedo escénico para ganar el centro la escena nacional. O es tan maduro que sabe que aún no está listo y es mejor esperar.
Como dirían, en tiempos de Jeanine Áñez: “No es con él”.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista