Hace nueve años fue a la India a ver otras motos. Era invitado de unos empresarios japoneses, Y en el encuentro al que asistía estaban presentando unas motos nuevas. Le llamaron la atención. Y preguntó por ellas. Los japoneses le pidieron que no se distrajera de las motos por las que había viajado hasta la India.
Pero ya estaba flechado.
Y quiso traer esas pequeñas motos Navi a Bolivia. Era arriesgado. Nadie las había traído a toda América. Pero él estaba fascinado por el tamaño, la modernidad, la practicidad y el precio de las Navi.
Y quiso probar. Y arriesgar. Y encargó un container: 70 motos. En Santa Cruz se vendieron como pan caliente. Y trajeron más containers. Y mandaron algunas al Beni. En Beni causaron furor: bellas, modernas, no caras.
Y encargaron más containers. Y llegaron los paros cívicos. Y las Navi se convirtieron en un símbolo de esos días de encuentros en rotondas, esquinas y avenidas. Se agotaban todas las que llegaban.
Las pequeñas Navi se fueron haciendo famosas. Empezaron a pedirlas de La Paz, de Cochabamba, de todas partes.
Los fabricantes se preguntaban qué hacían los bolivianos para vender tantas motos Navi. Y empezaron a venir a Santa Cruz empresarios de Colombia, de Uruguay, de Ecuador, de Chile, de Paraguay. Venían a ver el fenómeno Navi en Bolivia.
El año pasado las motos Navi entraron a Estados Unidos. Y esta semana se celebraron en Santa Cruz (en el nuevo Factory de la Avenida Cristo Redentor) los nueve años de la llegada de las primeras motos Navi a Bolivia.
Ahí estaba José Miguel Vilagut, celebrando su corazonada, su olfato y su intuición. Festejando por las 20 mil motos Navi vendidas en Bolivia.
Y pensar que fue a la India por otras motos. Y pensar que los japoneses le pidieron que no se distrajera.
Pasa que José Miguel es un apasionado por las motos. Las entiende. Las trae, las vende, las ama. Y con pasión, todo es mejor.
Felicidades por las primeras 20 mil, José Miguel. Y que vengan 20 mil más. Porque las Navi vienen con empleos, con clubes, con música y con fiesta. Cómo la de Factory, donde compartimos grandes recuerdos y bellos momentos.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista