Sembrar esto en Claudia, Cho y Nené, las que más amo, es lo más bello que puede pasarme. Se me eriza la piel. Se ponen felices mi alma y mi corazón.
Escuchar y hacerle coro a Sabina, que tiene 76 años, en su concierto de despedida. Y emocionarse como ellas lo hacen. Para qué más!
Crecí escuchando a Joaquín Sabina. Lo escucho todos los días. Y logré transmitir este gusto y este placer. Misión cumplida. Los buenos gustos se pueden transmitir.
Hasta siempre Joaquín.
Si vuelves a despedirte a tus 90 años, igual vendremos!
Maestro mayor, genio sin par, fugitivo de los compromisos, prisionero de los amores, extraterrestre y demasiado humano.
Gracias por tantísimo!
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista