La aparición de Juan Pablo Velasco ha levantado elogios y críticas, halagos y reprobaciones. Y, llamativamente, aplausos y condenas.
Renovación, la fuerza de la juventud, posibilidad de conexión con la tecnología, rostro nuevo en la política, emprendedor tecnológico, capacidad e innovación, le han dicho por un lado.
Hijito de papá y mamá, hijo de un estafador de Banco Fassil, niño rico, explotador de taxistas, enemigo de los transportistas, ligado a los rusos, inexperto, incapaz de dirigir la asamblea legislativa, desconocedor del mundo indígena y rural del pais, le han dicho por el otro.
Juan Pablo Velasco tiene 38 años y está empezando a conocer lo que es la política, con sus mieles y amarguras.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista