Evo logra manipular la mente de Andrónico. Y logra que Andrónico, de manera absolutamente inusual en él, se ponga delante de una cámara y grabe un largo video para redes sociales, dando explicaciones, justificando su candidatura y pidiendo clemencia.
El joven Andrónico (36) le pide a ese viejo lobo de mar, curtido en mil batallas, que es Evo (65), dos cosas imposibles de esperar de Evo.
1. Demuestre que soy arcista, imperialista y de derecha. Si lo demuestra en 24 horas, renuncio a mi candidatura.
2. Si no lo demuestra, deje de atacarme y de atacar mi candidatura.
Evo nunca demuestra nada. Y Evo nunca deja de atacar. Andrónico debiera saberlo.
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“Militares patriotas me han dicho”. Evo lo repite como una forma de presentar acusaciones infundadas intentando revestirlas con algo de credibilidad.
“Desde adentro me han informado”. Y jamás demuestra nada.
Se llama estrategia de desgaste. O, como decía Goebbels en la Alemania nazi, “miente, miente, miente, que algo quedará”. Evo es un experto en esta ciencia de la propaganda y la mentira. Andrónico debiera saberlo.
Evo entiende a la perfección que en política la fuerza del discurso es poder. Y él tiene discurso, le queda algo de fuerza y está patológicamente obsesionado con volver al poder.
Si Andrónico le presta atención, Evo es capaz de enloquecerlo. Lo atacará día y noche. Le inventará una y mil historias. Y disfrutará verlo comerse las uñas, tenso, preocupado e inquieto, como se lo vio en el video que acaba de subir.
Andrónico debiera recordar que Evo los hizo comerse las uñas a Goni (y cayó), a Mesa (y renunció), a Arce (y no es candidato).
Andrónico debiera tener claro que Evo tiene más ayeres que mañanas. Evo sabe eso. Sabe, como diría Sabina, que “a su fusil ya no le queda ni un cartucho”.
Evo sabe que ahora ya tiene muy poco que perder. Ya lo ha perdido casi todo: ya no puede ser candidato, ya no tiene partido, nadie quiere aliarse con él y sus movilizaciones se reducen solo al trópico cocalero. Hace rato que dejó de pegar en todo país.
Hoy a Evo solo le queda la revuelta, la convulsión, la calle. La democracia ya no es ruta para él.
Andrónico está en otra autopista, diferente a la carretera alguna vez asfaltada y ahora llena de baches de Evo. Andrónico debiera saberlo.
Andrónico es joven, es candidato (si no es por MTS quizá lo sea por otra fuerza) y tiene más mañanas que ayeres.
Mal hace, en en su ingreso a la gran escena política, en distraerse con la despedida y el ocaso de un líder que confundió un proceso con su ego, que confundió “Bolivia dijo no” con “Bolivia dijo sí”, que confundió “Patria o muerte” con “Mándenme un avión” y que confundió las edades de las personas. Si es que las confundió.
Andrónico es una incógnita para la política nacional. El país lo está conociendo. Estamos descubriendo su talla. Debiera saber que distraerse prestándole tanta atención a los manotazos de ahogado de Evo no es su mejor carta de presentación.
Andrónico debiera estar preocupado con elaborar una propuesta nacional, debiera estar inquieto con el dólar, con el precio del aceite y la carne, con la cotización del dólar, con la importación de combustibles, con el futuro del litio y del gas.
Ya pues Andrónico, seriedad por favor. Ocúpate de las cosas importantes.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista