Fue en la sede masónica. Ahí fueron los excesos. Después vinieron el truffí, el vómito, la pedorrera y la asfixia de los otros pasajeros.
Los masones han decidido que no habrá próxima. Dicen que los masones son más educados, mesurados, prolijos y bien comportados. Y si hay próxima, le van a pagar bolsa, papel doble hoja y perfumado y taxi expreso hasta Montero.
Algunos opinaron que mejor pueden ser pañales. Están averiguando la talla.
Los pasajeros de los truffís respiran aliviados al saber que no volverán a necesitar máscaras antigas durante 50 inacabables e irrespirables kilómetros.
Ellos dicen que si vuelve el ícono Peto Soruco a hacerles compañía, les gustaría pagarle un expreso pero no les alcanza. Dicen que si vuelve en ese estado lo van a mandar en moto. Así va venteadito. Y habrá donde escurra lo que vaya soltando.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista