Ya habíamos cantado con Silvio, ya habíamos llorado con él, ya nos habíamos extasiado con

Ya habíamos cantado con Silvio, ya habíamos llorado con él, ya nos habíamos extasiado con su guitarra, con su canto y sus verdades y ya sabíamos que haber ido a Lima a escucharlo había sido la mejor decisión.

El lugar es Costa 21, en una playa del Océano Pacífico, congelándonos un poco con la brisa marina pero a tono total con el arte y el sentimiento de un amado y venerado trovador por el que esperamos diez años para verlo.

Ahí estamos Nené, yo, Claudia, Cho y Felipe, felices y agradecidos por una noche inolvidable.



Agradecidos también con GABY Top Travel, siempre cómplice de mis noches más felices.

Como decía Chabuca Granda, “qué encanto mi gente”. “Qué encanto Silvio”. “Qué encanto mi grupo”.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Fuente: Pepe Pomacusi Periodista