Emocionados. Al final a Rodrigo se le quiebra la voz. Primer momento emotivo, hoy en Sucre. El sábado en La Paz será el segundo. Seguramente, más conmovedor y más intenso.
Un testimonio en un día histórico desde un balcón cargado de simbolismo, en la Casa de la Libertad.
Unas imágenes al más puro estilo Rodrigo, estilo sencillo, simple, directo, eficaz: celular en mano, modo video, modo selfie y a contarle al país.
Se los vio juntos, sonrientes, felices. Para pesar de los que quieren verlos distanciados.
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Rodrigo y Edman se conocieron hace poco más de seis meses. Los astros se confabularon para que se unieran.
Rodrigo tenía un vice, que se fue. Edman tenía un aliado, que se esfumó.
Los dos buscaron siglas por aquí y por allá. Cada uno por su lado. Sin imaginarse uno al lado del otro.
Es como cuando te das cuenta que hiciste tantos planes y al final se concreta el que la vida tenía reservado para ti.
Ellos buscaban por todas partes.
La vida los había convocado sí que ellos estuvieran muy enterados.
Claro que no son amigos de toda a la vida.
Obvio que uno no es el jefe del otro. Aunque la posición de presidente es jerárquicamente superior a la del vicepresidente.
Claro que no se conocen tanto. Que no han tomado vacaciones juntos, junto a sus familias. Que son son compadres de matrimonio ni de bautizo.
Obvio que tienen orígenes diferentes.
A Rodrigo poco le faltó para que, cuando era bebé, en su mamadera le pusieran leche y política. Hijo y sobrino de presidentes de Bolivia, creció respirando política, poder, historia.
A Edman, cuando era bebé, apenas alcanzaba para ponerle un poco de leche. Y ha debido costar llenar la mamadera. Creció lejos de la política, el poder y la historia. Y más cerca de carencias, sueños que se vislumbraban imposibles y ganas enormes.
La vida los juntó. La política los está hermanando. La vida se dio cuenta de que se complementaban a la perfección.
Edman, con impactante conexión con lo popular. Seduce, lo quieren, lo siguen, lo votan. Sintoniza con la gente, sabe escucharlos, los respeta, los entiende, los traduce, los representa, es como el votante popular.
Rodrigo, con plena plena conciencia de la política, la geopolítica, el poder. Habla como su papá Jaime, que era gran orador, y lo supera. Le sobra carisma, dominio escénico, capacidad de adaptación a los nuevos escenarios y a nuevos interlocutores.
Cada uno tiene en exceso lo que le falta al otro. Por eso ganaron, porque su suma es invencible.
Por eso deben cuidar su unidad, esa unidad que la vida les dio y que la patria ahora les reclama, les impone, les demanda, les exige.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista
