Don Máximo Valencia tiene 82 años y toda una vida de sacrificio. Trabaja como pintor para poder pagar un alquiler y alimentarse, tras haber pasado noches durmiendo en los alrededores del Palacio de Justicia. “Yo crié a mi hija, viví con ella 48 años, fui su padre y su madre, pero un día vino y me dijo que no soy su padre”, relata con la voz quebrada. La mujer dejó de pagarle la asistencia familiar que ella misma le ofreció y, con un fallo judicial en su contra, Don Máximo perdió todo: el vínculo con su familia y hasta el reconocimiento legal como padre. Enfermo y solo, hoy pide ayuda para poder hacerse una prueba de ADN que cuesta aproximadamente 4.800 bolivianos.
A pesar de su edad y su salud deteriorada, sigue trabajando para subsistir. También crió a su nieto desde que tenía cuatro años, pero lo separaron de él por la misma resolución judicial. “Pasé hambre, pero nunca dejé de darle estudios; era abanderado en su colegio”, recuerda mostrando las fotos. Ahora vive con su perro enfermo de cáncer y clama por un gesto de solidaridad: “Solo pido un poco de ayuda para vivir estos últimos días y hacerme el examen de ADN”. Quienes deseen colaborar con Don Máximo pueden comunicarse al número 60011201.
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Fuente: Periodismo Somos Todos