Miko se sienta a mis pies a escuchar lo que hablo cuando hago radio desde mi casa. Se contenta con el más mínimo roce o contacto físico.
Y si salgo del estudio, me sigue, sube y baja gradas, salta a la cama si me recuesto, se levanta si me levanto, disfruta la sensación de andar en manada.
Es un hermoso, fiel y leal compañero.
Lo disfruto cuando Nené me lo deja unos días. Solo se esconde y se apaga un poco cuando aparece Santino, que es demasiado loco, juguetón, intenso y divertido, por su juventud y pilas tan recargadas.
Miko elige la paz, la compañía tranquila. Y escucharme ❤️ cuando hablo en la radio.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista
