“Sos mi ídolo”, le dije. William Ramallo se sorprendió. “¿Me puedo sacar una foto con vos?, le pregunté. Claro, me dijo, entre tímido y sorprendido. Estábamos en el velatorio del querido Bigotón Azkargorta.
Grité tanto sus goles. Me emocioné cuando se tiró en palomita y metió una pelota imposible. Goleador de la selección que nos llevó al mundial. Olfato puro. Lucha total. Nunca daba una pelota por perdida. Y la metía siempre. Y levantaba al país.
Estos ídolos que tuvimos y tenemos. Esta gratitud inagotable por lo que fueron e hicieron. Este William Ramallo que no era una figura descollante. Y que Azkargorta supo convertir en una pieza indispensable.
Nunca lo había encontrado en persona. No me iba a perdonar no pedirle una foto. “Gracias”, le dije.
A veces pienso que no les damos el lugar que se ganaron. Hicieron lo que una sola vez en la vida hicimos: clasificar a un mundial.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Gracias querido Bigotón por permitirme conocerlo. Justo cuando te estás yendo. Justo en tu despedida.
¡Qué placer goleador! ¡Qué gusto concerte! ¡Gracias por la foto!
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista
