Se van los llamados magistrados autoprorrogados. Dos son los más contentos:

1. Luis Fernando Camacho. Ellos firmaron que él se quedaba sin firma como gobernador y le dieron ese poder a Mario Aguilera. Aguilera no sólo asumió sino que con sus actitudes usurpó el sillón al elegido por la gente.

2. Romer Saucedo, presidente del Tribunal Supremo de Justicia. Les ganó la pulseta a los autoprorrogados. Se propuso sacarlos y lo logró.

El legado de los autoprorrogados: le cerraron el camino a una nueva postulación a Evo Morales. No es poco.



Fuente: Pepe Pomacusi Periodista

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas