ZURDOS
MADE
IN
BOLIVIA…
Yo era un recién nacido, cuando el ejército capturó y ejecutó al terrorista y asesino Ernesto Guevara, alias «El Che», alguien conocido en Cuba como «el Carnicero de la Cabaña», apodo ganado por las múltiples torturas y ejecuciones que realizó.
Yo crecí viendo jóvenes melenudos, esos que usaban la imagen del terrorista muerto, un símbolo comunista plasmado en camisetas capitalistas que se vendían por todos lados.
Ya era un niño cuando Hugo Banzer Suárez asumió como presidente.
Y crecí escuchando el discurso zurdo, con las palabras «dictador» y «asesino» cuando hablaban del presidente, el discurso que glorificaba al «che», olvidando a los bolivianos muertos por el argento-cubano terrorista.
Y crecí escuchando el discurso zurdo, ese cuento en el que los zurdos siempre son «las pobres víctimas», «los pobres marginados», los «pobres obreros abusados», etc…
Y bueno…
Once años después de Banzer llegó la tragedia:
Llegó el caos inflaccionario ocasionado por los zurdos de la UDP y su aliado el MIR, el partido naranja y azul que saltó del barco antes que este se hunda, en la peor hiperinflaccion económica de nuestra historia.
Y yo…
Toda mi niñez y adolescencia crecí escuchando el cuento en que los militares eran los «malos» cuando en realidad nos defendían de la lacra zurda, la misma que actualmente gobierna el país con los métodos y resultados por todos ya conocidos.
¿Y ahora?
Los zurdos se pelean entre ellos: Uno porque quiere volver a tomar el poder, el otro porque le gustó y no quiere soltarlo.
Y lo peor…
No hay oposición eficiente a la vista, ni candidato opositor idóneo, alguien con una credencial de solvencia moral que lo acredite.
En síntesis:
Los zurdos andan felices, apoyados por oportunistas de derecha que los detestan, pero que de ellos se benefician.
Y están los otros: Los camuflados, los zurdos qué aparentan no serlo. Y esos se deslizan como serpientes silenciosas copando instituciones, o solventando movimientos zurdos que no parecen zurdos.
Y entre ellos hacen negocios millonarios, a espaldas de esos incautos a quienes llaman simplemente:
«El pueblo».
Y mientras…
La gente de bien es la más jodida, porque si alguien denuncia algún delito, acaba preso el comedido denunciante.
Listo.
Fin del comunicado.
Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR