¿QUÉ
SENTIRÍAS, SI
EL GOBER
CAMACHO
TE ESCRIBE Y
ENVÍA UNA
CARTA?
Con el auspicio de:
#wjconsorciojuridico #widenjamesrivero
Eso es lo que trato de responderme a mí mismo.
Desde hoy en la mañana.
Pero ayer…
Una llamada, un diálogo breve:
– ¿El señor José Adolfo Párraga Mejía?
– Sip, a la orden.
– Tengo una carta para usted, del señor Gobernador Dr. Luís Fernando Camacho Vaca.
¡Miechi!
Pelé los del Cuyabo.
– Por favor, al Rincón del ESCRIBIDOR, Ana Barba 639.
-dije yo algo incrédulo.
Eso fue todo.
Y entonces…
Traté de imaginar a un hombre tan importante, alguien que se daba un tiempo para escribirme…
¡A mí!
Al hijo de doña Celi, la señora que vendia comida aquí en la Ana Barba, a dos cuadras del Rincón del Escribidor.
Al hijo de don Carlitos, el carpintero del barrio que andaba con su metro en el bolsillo y su lápiz en la oreja por este corredor que veo ahora.
Y así fue.
Hoy me llegó la carta.
Y empecé a leer…
Unas palabras escritas a mano.
Y sentí esas palabras llenas de fuerza, valor y optimismo, a pesar de la propia situación tan adversa de quien las escribió.
Y leía la carta.
Y trataba de imaginar la escena:
Una habitación pequeña, poca luz, mucho frío y sin ventanas.
Y mientras más leía…
Más orgulloso me sentía de ser cruceño, sabiendo que estoy en el lado CORRECTO DE LA HISTORIA.
Y al leer…
Esas palabras de valor y fe en Dios, me devolvian la esperanza, la ilusión de que estas horas oscuras pasarán.
Y mientras leía…
Recordé la lucha que tenemos todos, todos aquellos que nos consideramos GENTE DE BIEN.
Y claro…
Recordé las palabras que siempre me decía el Dr. Herland Vaca Díez:
» José Adolfo, la verdad y la justicia, siempre hallan el modo de imponerse. Las tinieblas siempre serán tinieblas, hasta que aparezca alguien que encienda la luz. Necesitamos educar a la gente, es lo primero…»
Y en eso estamos Dr., con el dolor de su ausencia, pero ahí vamos…
Hallaremos el camino.
¿Y en cuanto al señor de la carta? Solo puedo decir, con un nudo en la garganta:
Gracias Gober.
Gracias por sus palabras de ánimo, gracias por acordarse de este simple cruceño.
Dios lo bendiga, Dios le haga justicia en su momento.
Gracias por tanto…
El ESCRIBIDOR.
Fuente: Párraga Jose – El ESCRIBIDOR