Hay dos disculpas pendientes en Trinidad. Una de ellas es Lavinia Añez, la esposa del alcalde, la amiga de María Edith Chávez, la violenta y jefa de la más violenta, Wendy Justiniano.
Lavinia es la que tenía a su amiga violenta Edith como directora de Gestión Social. Lavinia es la que graba videos burlándose de la indignación de los trinitarios con la violencia, se ríe a carcajadas forzadas de ellos (risas del tipo de la madrastra de Blanca Nieves) y los llama “envidiosos”.
La otra disculpa pendiente es la de Jacqueline Dorado (Periquita). Ella es la que identifica y entrega a la Menona a sus agresoras Wendy y Edith, que se habían desplazado desde sus propias oficinas a las distantes oficinas en las que Yanine Salvatierra (la Menona) hacía su pasantía. Wendy y Edith (la amiga de Lavinia) se desplazaron hasta otra oficina solo para pegarle a la Menona y cuando le pegaron le gritaron que era “por Trinidad” y “por el alcalde”.
Ya se disculparon a medias y costándoles mucho Wendy y María Edith. Esta es semana de examen para Lavinia, la poderosa esposa del alcalde de Trinidad. De la actitud que tome (disculparse o mantenerse soberbia) habrá consecuencias en cuanto a consideraciones ciudadanas y aspiraciones políticas.
El caso La Menona ha dejado en evidencia el papel de Lavinia en la Alcaldía y ha lastimado la imagen del alcalde Christian Cámara.
Periquita, personaje secundario de la historia, que aparece como bufón de Lavinia en sus videos, tiene también la oportunidad de reivindicarse.
La pena para ella es que en Trinidad no hay muchas oportunidades de empleo.
Quedamos atentos a las disculpas o a las soberbias.
Y atentos a la justicia, ignorada por los protagonistas de esta historia violenta: los citan y no se presentan. Les ordenan pagar fianza y no la pagan.
¿En qué se ha convertido Trinidad?
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista