“No hay que insistir en buscarle más agua, está claro que no la vamos a encontrar”.
Jorge Richter, lapidario, en su análisis de los últimos actos de Evo Morales.
• Inhabilitado.
• Sin partido.
• Sin jefatura de partido.
• Deteriorado por un fracasado bloqueo de 24 días que trituró su imagen nacional.
• Desgastado por una fracasada huelga de hambre personal que no conmovió a nadie y que tuvo que levantarla sin pena ni gloria.
• Moralmente vapuleado por acusaciones de pedofilia, estupro y trata de personas que no ha podido negar puntual y contundentemente.
• Criticado por resistirse a presentarse ante convocatorias de la justicia, para responder por las acusaciones en su contra por abuso de menores.
• Repudiado al extremo de no poder salir desde hace meses del Chapare, imposibilitado de ir a un aeropuerto a buscar un avión o a una terminal terrestre a buscar un bus, o caminar por las calles o plazas de alguna ciudad.
• Obsesionado por volver al poder a pesar de su pérdida de partido, candidatura, credibilidad y popularidad.
• Lastimado por las imágenes de su última reunión pública con sus partidarios: graderías vacías, dirigentes dormidos, distraídos, aburridos, ya sin entusiasmo por escucharlo.
• Cuestionado por sus propias bases por bloquear la candidatura presidencial de Andrónico Rodríguez, su leal y natural sucesor, al que intenta cerrarle el paso.
“Evo es hoy un pozo que ya está seco”, ha dicho Jorge Richter.
“No pretendamos buscarle ya más agua, está claro que no la vamos a encontrar”.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista