Con mi querido amigo Nelson Pizarro, amigo de toda la vida, de los billares en Montero, del fútbol entre los árboles por las tardes, de varias amanecidas juveniles, del pinky pinky, Mama Yola, Don Barrilito y tantas anécdotas compartidas. Lo visito en Naples desde 1993 y siempre es un placer volver a encontrarlo y recordar los buenos viejos tiempos.
Hoy nos tocó venir a probar comida cubana de la buena, monitos y margaritas en Miami, antes de terminar las vacaciones y de recargar las pilas.
Le decíamos El Zorro (por los bigotitos de toda la vida) y jugaba mejor que El Diablo Etcheverry.
Un montereño que le ha legado a sus hijas norteamericanas y a su esposa mexicana toda la identidad cruceña, su habla, sus dichos, sus sabores y sus costumbres. Un tipazo.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista