En Santa Cruz, la escasez de gas licuado (GLP) genera largas filas desde las 4 de la mañana en las distribuidoras, especialmente en una ubicada entre el 6to y 7mo anillo de la avenida Santos Dumont. Los ciudadanos deben esperar horas para conseguir una garrafa, pero además, los vendedores solo permiten la compra de un máximo de dos garrafas por persona. A esto se suma la denuncia de los vecinos, quienes aseguran que el 30% de las garrafas que llegan desde los yacimientos están dañadas. Esta situación agrava la crisis, ya que muchas de las garrafas defectuosas no pueden ser utilizadas, aumentando la frustración de los residentes.
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Fuente: Periodismo Somos Todos