Cambio: una mirada más justa.

Envían a Manuel Alejandro (el Joker) por 30 días y no por 180 días a una prisión.

Lo envían a la cárcel de San Pedro y no a la de máxima seguridad de Chonchocoro.

Ya no lo acusan de asesinato (muerte con premeditación y alevosía), sino de homicidio (muerte por reacción, no planificada).



A Mayra, su novia, le dan detención domiciliaria.

Cambió la mirada de la sociedad y de la justicia.

Se estaba informando mal sobre el caso. Hasta que se pudieron saber más detalles de la vida de Manuel Alejandro:

– No se disfrazó de Joker para ir a una discoteca. Se disfrazó para ir a trabajar en Dumbo, donde es mesero y debía alegrar a los niños en su día.

– No fue a la discoteca con un cuchillo. No hay ninguna evidencia de eso. El arma punzo cortante no ha sido encontrada hasta ahora. Una versión dice que la llevó el Joker, otra versión dice que el cuchillo era de los muchachos que en grupo atacaron al Joker. Lo apuñalaron en una pierna y él les quitó el arma.

– No llegó a la discoteca a matar. Los incidentes se produjeron cinco horas y medias después de su llegada al local.

– Manuel Alejandro es beniano, 25 años. Se fue a La Paz porque quería ser topógrafo. Debió abandonar los estudios para trabajar. Es mesero en Dumbo, un mesero eficiente y jovial, según a quienes atendió. Nunca estuvo preso ni tiene antecedentes penales o jurídicos. Es conocido como un muchacho tranquilo que no se mete en problemas. Si hermano también fue mesero. Perdieron a su mamá hace un año, por un cáncer. Tiene una relación de un año con una joven paceña, con la que fue a la discoteca.

Fuente: Pepe Pomacusi Periodista