Evo le ruega a Andrónico. De la humilladera a la insultadera, a la rogadera y a la lloradera.
Evo se cansó de humillar a Andrónico, en cuanto acto público pudo hacerlo. Le prohibió ser candidato por cualquier partido. Le amenazó a su hermano. Le exigió que sea su jefe de campaña. Mandó a sus seguidores a insultarlo.
Y Andrónico, sin faltarle el respeto, se ganó su espacio, se ganó el respeto y ahora ve la humillación de quien lo postergó muchas veces.
Hoy que Andrónico es candidato y Evo no es candidato, no tiene sigla ni aliados, Evo le ruega.
El fuerte es fuerte hasta que el débil quiere. Evo lo está viviendo. Y lo está sufriendo.
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Fuente: Pepe Pomacusi Periodista