Si esos 582 gritaran como algunos de los inhabilitados, si esos 582 acusaran al Tribunal Supremo Electoral por sus propios errores, si esos 582 culparan a los periodistas por su inhabilitación, si esos 582 mintieran para justificar sus incumplimientos … la que se armaría.
Por fortuna para la democracia y el país, los gritones y acusadores gratuitos se cuentan con los dedos de una mano.
Fuente: Pepe Pomacusi Periodista
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